Vector X – Luis Antonio Vidal @vidal_38


En Tabasco se vive hoy otra crisis en el sector salud, reedición de lo sucedido a finales de 2012.

Esta segunda debacle se incubó en 2013, cuando el gobernador Arturo Núñez dio posesión a Ezequiel Toledo como primer secretario de Salud de su sexenio. Ahí se desgranó todo.

Para nadie es un secreto que el desastre empezó siendo titular de la dependencia Luis Felipe Graham quien utilizó el cargo como plataforma política para ser candidato del PRI a la gubernatura.

Graham excedió gastos para acciones innecesarias como las ferias de la salud, con el único propósito de posicionar su imagen para fines políticos.

Todo fracasó, a tal grado que en diciembre de 2012, la Secretaria de Salud del gobierno federal, Mercedes Juan, debió intervenir para autorizar recursos extraordinarios para que en Tabasco se pagaran aguinaldos y se compraran insumos en los hospitales sumidos en profunda crisis.

Núñez midió el terreno de manera equivocada y designó al doctor Toledo, un funcionario de medio pelo, a punto del retiro.

Se sabe que cuando el infectólogo pediatra del hospital del niño supo que el gobernador quería nombrarlo secretario, pensó en declinar la invitación, pero cedió por su amistad con la familia gobernante, en especial con la presidenta estatal del DIF.

No era la persona idónea para manejar la crisis heredada. Sin experiencia administrativa en el sector, sin carácter y sin fuerzas, a Toledo lo devoró el monstruo y con él fracasaron aprendices financieros como Liborio Correa y Javier Núñez.

Aguantó sólo un año y renunció con la papa caliente en las manos. Pero no tuvo la culpa Ezequiel, sino quien lo hizo secretario.

A final de cuentas, los errores y caprichos políticos los paga el ciudadano.

La Morralla

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