Vector X – Luis Antonio Vidal @vidal_38


En días de campaña por Tabasco, durante una reunión privada con priistas José Antonio Meade compartió una reflexión tan sencilla como reveladora.

Voz autorizada en asuntos de finanzas públicas por su desempeño un par de ocasiones como Secretario de Hacienda, deslizó en sobremesa: “No entiendo por qué Arturo se esmeró en pagar pasivos que pudieran haber esperado”.

Y explicó: “Con créditos o recursos disponibles pudo detonar la obra pública y con ello generar empleos y una derrame económica importante para Tabasco tan golpeado por la crisis del petróleo”.

El priista aludió de igual manera a la formación profesional de Núñez como economista y su reconocido talento en el terreno de la conciliación política.

El tiempo ha dado la razón a Meade. Nadie desea un estado endeudado, sin embargo peor es un estado convulso, al borde de la ingobernabilidad, con servidores públicos en brazos caídos y ciudadanos desatendidos en sus derechos de salud y educación.

Una regla política, aprendida por el gobernador quien la repite cada que se da la ocasión, establece que siempre en política debe escogerse entre dos o más inconvenientes.

En Tabasco, entre endeudarse o renunciar al desarrollo social con todo cuanto ello implica, se eligió la segunda opción.

Hoy, el gobierno del edén presume un estricto control de su deuda. Según información de la SHCP, el año pasado debía 5 mil 200 millones de pesos a las bancas comercial y de desarrollo. Ocupaba, en deuda per cápita, el lugar 22 de los estados. ¡Aplausos!

Sólo que en los indicadores de inseguridad y desempleo también puntea. En las calles se toma el pulso del sentir social con servidores públicos exigiendo el pago de sus prestaciones y los ciudadanos clamando por agua potable, drenaje, caminos y todo lo demás.

Pobres, pero sin deuda. Chulada.

La Morralla

Carlos Garrido, operador de José Antonio de la Vega, esparce el rumor: tiene amarrada la dirección de una institución de educación media superior en el próximo gobierno. Que así lo amarró su jefe Pepetoñé. No se ría, es en serio *** Hasta mañana.


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